Errico Malatesta
Nota sobre medicina y anarquismo
Medicina... y Anarquismo. — Bajo este título, en las cartas editoriales de nuestra publicación No. 5, publicamos una nota mediante la cual rechazamos la invitación de algunos compañeros a hacer propaganda en favor de ciertos métodos de tratamiento que conflictúan con la ciencia y la práctica médica comúnmente aceptada.
Esto molestó al compañero N. Cuneo de Nueva York. Aunque reconoce que Pensiero e Volontà no es el sitio correcto para discusiones médicas (de hecho, él no está dentro de quienes nos urgieron a tal propaganda), en la publicación de Abril número 15 de Libero Accordo él defiende el “tratamiento natural”, esto es, un tratamiento sin medicamentos, del cual se dice que está haciendo gran progreso, y que ha sido reconocido y legalizado en muchos estados de la unión americana.
Evidentemente no logramos hacernos entender.
No tuvimos la intención de prohibir método alguno; solo quisimos declarar nuestra incompetencia, nuestra ignorancia... y además, en algún grado, recordar a algunos compañeros su propia ignorancia.
Hay entre nosotros una tendencia a considerar verdadero, bueno y bien todo lo que aparece bajo el manto aceptable de la revuelta contra todas las “verdades” aceptadas, especialmente si son defendidas por personas que son, o se auto-denominan, anarquistas. Esto demuestra una deficiencia en aquel espíritu de investigación y crítica que debiera ser máximamente desarrollado en los anarquistas.
Está bien no considerar ningún logro de la inteligencia humana como definitivo, y aspirar siempre a nuevos descubrimientos, nuevos avances; sin embargo, uno debe tener en mente que lo nuevo no siempre es mejor que lo antiguo, y que ser anarquista no involucra estar dotado de infalibilidad.
La medicina es una ciencia eminentemente experimental, y una ciencia joven aún en sus comienzos, por así decirlo. Por lo tanto es bueno mirar con simpatía cualquier intento honesto e informado por abrir nuevas avenidas. Sin embargo, no pareciera exagerado requerir que quienes quieran criticar y oponerse a los antiguos métodos conozcan tales métodos y qué hechos se saben a su favor o en su contra. En otras palabras, requerimos simplemente que quienes quieran hablar de un tema se tomen primero la molestia de estudiarlo. Por lo tanto, si hay compañeros que sienten que tienen competencia suficiente para discutir temas médicos, que lo hagan, pero que no nos pidan a nosotros hablar de lo que ignoramos.
Después de todo, conocemos buenos médicos que profesan ideas anarquistas; sin embargo, no hablan de la anarquía cuando hacen ciencia, o solo hablan de ella cuando un asunto científico se vuelve un asunto social, es decir, cuando notan que la organización social presente obstaculiza los avances de la medicina, y les detiene de ser aplicados para el beneficio de toda la humanidad.