Anarquista de origen cubano radicado en México desde 1990, donde participa enérgicamente a favor del desarrollo de un movimiento refractario antiautoritario. Impulsó la reactivación de la Cruz Negra Anarquista Internacional (Anarchist Black Cross) a comienzos de la década del 80 del siglo pasado, conformando, junto a un grupo de compañeros, la Cruz Negra Latinoamérica. Miembro fundador de la Red Anarquista Revolucionaria “Amor y Rabia” y de la publicación homónima. Ha estado involucrado en la formación de varios grupos ácratas en el área y trabaja por la actualización de la crítica anarquista frente al actual sistema de dominación, inspirado en las tesis anti-industriales y en la tendencia insurreccional anarquista. Profundamente motivado por el despertar de la Anarquía en el continente americano, colabora habitualmente en diferentes medios libertarios de la región y en publicaciones afines.
Gustavo Rodríguez
Entrevista: Anarquismo en la sociedad actual
Entrevista al compañero Gustavo Rodríguez
1. ¿Cómo consideras que desde el anarquismo (y particularmente desde el activismo) se pueden ofrecer respuestas a los problemas de la sociedad actual?
Considero que es primordial, a manera de reafirmación de principios, asumir que desde el anarquismo no existen “respuestas” a los problemas de la “sociedad”. No poseemos la “solución” ni contamos con las “formulitas mágicas” que nos aseguren la atención de los mismos. Asumir lo contrario, sería repetir los esquemas demagogos del enemigo, creernos los “elegidos”, los depositarios de la verdad y los dueños del “único” camino a transitar. Lo que equivaldría a reducir al anarquismo a una suerte de fe, una falsa consciencia que nos llevaría a confundir la realidad con las ideas. Esta degeneración ideológica ni por asomo se acerca al anarquismo aunque, lamentablemente, aún se manifieste en nuestras tiendas como consecuencia de la ausencia de un balance crítico en torno a los logros y fracasos, carencia que venimos arrastrando desde la derrota del anarcosindicalismo a finales de la primera mitad del siglo pasado.
Siempre hemos hecho hincapié en que el anarquismo no es una ideología, como muchos intentan presentar –incluso simpatizantes y “militantes”. El anarquismo es un cuerpo viviente de teoría y práctica que se retroalimenta constantemente, es decir, que renace y se fortalece continuamente teorizando a partir de la práctica y llevando a la práctica las ideas que producimos.
Y bueno, de la manera como está planteada la pregunt#title Entrevista: a, también nos obliga a cuestionarnos que entendemos por “sociedad”. ¿Nos referimos a la servidumbre voluntaria? ¿A la “multitud” domesticada y dependiente? ¿A la masa amorfa civilista a la caza de subvenciones estatales? ¿O a ese lugar común del que echan mano sindicatos y partidos? Sin duda, el tema es extenso pero bien merece la pena al menos rosarlo tangencialmente, con un escueto comentario. Por lo que valdría destacar en plena “sociedad del riesgo” (a la manera de Beck), el rol del ciudadano como súbdito y por ende, extensión del Estado. En palabras de un compañero: “El Estado lo llevamos hecho carne en el cuerpo. Toda acción que pretenda destruir la dominación, es también una violencia contra uno mismo”. Esta reflexión compartida –lamentablemente, muy poco comprendida–, es medular para enfrentar (con obvios deseos destructivos) el modus operandi del actual sistema de dominación. Esa “violencia (necesaria) contra uno mismo” es el sendero que conduce a la ejecución de ese policía que llevamos dentro. Destruir el sistema de dominación contemporáneo implica –como atinadamente señalan much@s compañer@s– el desarrollo de una voluntad conscientemente secesionista. No en el sentido de la huída a la comuna artificial de los primitivistas ni a las difusas Zonas Temporalmente Autónomas del snobismo ontológico y/o a la autogestión de la nocividad y la miseria, propuesta por los neodesarrollistas del trasnochado anarcosindicalismo . ¡NO! Nos referimos a la ruptura total con todo lo que nos oprime, incluso con la sociedad urbana tan amoldada a los designios de la dominación.
2. ¿Cuál es tu opinión sobre el movimiento de protesta surgido a raíz del conocido “15-M” en el Estado español? ¿Ves alguna similitud con las revueltas en otros lugares del mundo como el norte de África?
La ciudadanización de la protesta lleva implícitos sus límites. Hay que destacar que la protesta ciudadana no busca enfrentar al sistema de dominación, mucho menos intenta destruirlo, sólo trata de colaborar en su actualización. Ahí radica, su obsesiva insistencia en la “participación” y en las reformas. Tratan de maquillar al sistema de dominaci#title Entrevista: ón para que parezca más “humano”. La “Democracia Ya” es la transformación cosmética de la “democracia realmente existente”. La llamada “sociedad civil” es la gran artífice de esta farsa. Todo se reduce a incrementar el desarrollo económico, es decir, conferirnos más capitalismo y a concretar nuevas leyes que impongan medidas anti-inflacionarias que impidan la carestía, programas de vivienda, programas que garanticen el empleo, fondos para los parados, fondos de salvación para los hipotecados …, en resumen, mayores poderes al Estado.
Desde luego que el 15M guarda similitudes con las protestas de otras latitudes pero definitivamente en nada se parece a las revueltas insurreccionales del norte de África. En México las marchas de protesta contra la inseguridad encabezadas por el poeta Sicilia y capitaneadas por el subcomandante Marcos, si tienen una enorme similitud de fondo con las romerías de mayo. Las ocupaciones que se reproducen ahora mismo en Norteamérica también están diseñadas a su imagen y semejanza, no sólo en cuanto a la forma en sí de la protesta –profundamente pacifista y marcada por el discurso civilista– sino también en la cuestión de fondo, es decir, en lo referente al guión que se interpreta, centrado en un monólogo que, más allá del performance, lo único que nos deja es una “carta de Reyes”, donde se enlistan infinidad de peticiones que finalmente (si es que las atienden) la única forma de satisfacerlas es con más capitalismo y concretando un Estado mucho más fuerte y omnipresente. Lógicamente, eso no significa que a fuerza de tantos palos algún día no harten de poner la otra mejilla y se radicalicen, ahí es donde tendremos que estar presentes para desbordar la protesta ciudadana y transformarla en contestación antagonista a través de la autogestión de la lucha. La menor chispa puede convertirse en fuego y ese fuego tendremos que extenderlo mediante la insurrección generalizada.
3. ¿Cuál crees que será el papel que ten#title Entrevista: drá el movimiento libertario en los próximos años?
Habría que comenzar por definir qué entendemos por “movimiento” libertario. Si con ello nos referimos a las organizaciones ficticias, a las siglas huecas, a las sectas y a esa suerte de legalismo “anarquista” con bienes “patrimoniales” y “marcas registradas”–cuyos restos sobreviven anclados al pasado–, definitivamente, el papel que tendrá será el mismo que ostenta en nuestros días como curiosidad arqueológica, sin la menor influencia en el desarrollo del movimiento real de l@s excluid@s y sin la más mínima participación en las luchas reales y concretas que se desentrañan en la confrontación cotidiana, más allá de la visión economicista y la verborrea obrerista. Sin embargo, si con el rótulo de “movimiento libertario” estamos haciendo alusión al movimiento real de l@s excluid@s y su lucha por la liberación total, entonces si estamos hablando en presente, identificando su potencial libertario y su talante antagonista y, además, reconociendo el rol subversivo de las minorías anarquistas en conflicto permanente con el sistema de dominación, en su camino paralelo como paradigma insurreccional. Pero, antes de implicarnos en las proyecciones a futuro del “movimiento libertario”, consideramos mucho más urgente renunciar a todo lo ajeno, es decir, desmarcarnos de una vez y para siempre de la intoxicación liberal y de la contaminación marxiana, lo que implica abandonar nuestros viejos diagramas de organización y acción a través de la re-elaboración teórico-práctica que nos permita enfrentar al enemigo en el siglo XXI.
4. De forma un poco más personal, ¿por qué seguiste el camino del anarquismo?
Considero que tomé el camino al anarquismo, por lo mismo que llegamos tod@s, por esa búsqueda incansable de libertad irrestricta, por una crítica inmisericorde al poder y por un rechazo absoluto a la dominación y al autoritarismo. Eso fue, sin duda, lo que me encaminó al anarquismo y me mantiene en nuestras tiendas: ese avanzar hacia el horizonte en aras de la liberación total. Y bueno, también hay algo de tozudez en mi ADN ya que mis abuelos maternos eran anarquistas y de algún modo mi madre, a su manera, era una libertaria empedernida y aunque jamás me inculcaron la “idea” por cuestiones de “principios” siempre lo que se mama se queda.
5. ¿Qué le dirías a los jóvenes y no tan jóvenes que por uno u otro motivo se acercan por primera vez a los planteamientos libertarios?
Entiendo que en estos casos asumir que tenemos “algo” que decir es caer en una contradicción a priori, considero que lo importante sería intentar responder cada vez que surja alguna duda o se formule una pregunta. Nos parece que esa es la mejor manera de mostrar que el “anarquismo” no se enseña, porque no es una ciencia irrefutable ni una escuela de adoctrinamiento. Mucho menos se trata de una Ley inviolable a cumplir al pie de la letra, sino de una construcción colectiva en constante actualización. Quizá, lo único que valdría la pena sugerir a tod@s l@s que se acercan por primera vez a las ideas, es que lo importante no es etiquetarse, asumiendo ser anarquista sino estar anarquista y permanecer en ese estado por toda la vida, porque la sociedad anarquista sigue siendo esa utopía en lontananza a merced de la arquitectura futurista pero la Anarquía se vive en cada golpe que asestamos al sistema de dominación, aquí y ahora y se concreta en esos instantes efímeros de libertad total y ausencia de autoridad.
Para terminar, puedes añadir lo que consideres oportuno
Lo único que nos parece oportuno recalcar, es la necesidad urgente de reflexión profunda que nos permita configurar colectivamente un nuevo paradigma a partir de la re-elaboración teórico-práctica que concrete nuevas formas de organización y nuevos modos de lucha conducentes a la destrucción del actual sistema de dominación. O lo que es lo mismo, que facilite el desarrollo de la tensión anárquica y materialice ese estar anarquista que tanto apremia. ¡Salud y muchas gracias!