Título: Fuego a medianoche, destrucción al amanecer
Subtítulo: Sabotaje y guerra social
Autor/a: Kasimere Bran
Fuente: Traducción de Sembrando Tormentas Ediciones
Notas: Publicado en la revista anarquista A Murder of Crows. Traducido en base a la versión en inglés publicada en oocities.org/amuderofcrows1

El mundo en el que nos encontramos está envuelto por relaciones sociales capitalistas. Casi todxs han sido reducidxs a la condición de venderse por un salario. Todos los espacios están divididos y cuantificados en mercancías que pueden ser vendidas y compradas. Esta mercantilización de la vida ha hecho cambiar las características dominantes de nuestras relaciones. La implementación de esas relaciones fue conseguida mediante un masivo proyecto de desposesión y exclusión. Los Estados manejan a las poblaciones y a los territorios por medio de una vasta red de control, creando un mundo muy parecido a una cárcel. Las fronteras están militarizadas, las redes de vigilancia nos rodean, la policía ha aumentado en número y están mejor equipadxs, y todo eso se ha vuelto extremadamente eficiente debido a los avances tecnológicos.[1] Todo esto es justificado bajo el siempre creciente sistema de leyes. Esto de ninguna manera cambia la contradictoria naturaleza del Estado; son fieles a su forma y función. El Estado y el capital están inexorablemente conectados en un proyecto de dominación.

Se nos permite la insignificancia de votar por nuestrxs gobernantes, firmar peticiones, y tomar parte de referéndums. Sin embargo, las condiciones de nuestras vidas se mantienen todavía esencialmente igual. Podemos sostener carteles en la vereda y gritar tan fuerte como queramos, lanzándonos hacia el abismo de la exhibición pública de la insatisfacción. Pero cuando todo está dicho y hecho, enfrentamos aun la humillación y la prostitución de esta realidad. Solo se nos permite simbolizar nuestra ira en la cotidiana degradación que silenciosamente debe ser soportada. El mundo está hecho levemente soportable, oscurecido al interior de una tierra de sueño, consumo comercial, y aislamiento social, pero nunca en un color en el que podamos determinar qué queremos con nuestras vidas.

Para un orden social tan dependiente de una gran clase de gente explotada y marginalizada, las posibilidades de revuelta son muchas. Este sistema no solamente necesita de la fuerza de trabajo de las personas para funcionar, sino también nos necesita para producir y mantener su infraestructura física, aplicar sus leyes, cooperar y consentir sus planes. En el fondo, nosotrxs le permitimos existir. Para funcionar, el Estado necesita carreteras, edificios, vehículos, información tecnológica, sistemas de vigilancia y de armas. El capitalismo requiere de las mismas cosas para un movimiento eficaz de mercancías y de trabajo, y para la explotación y extracción de recursos. Mientras estos mecanismos han fortalecido su control y explotación como nunca antes, estos también han creado muchas debilidades. Estas debilidades son nuestra oportunidad.

Para nosotrxs, la cuestión de cómo proceder, es vital. Debemos estar dispuestxs a examinar y escrudiñar los métodos y las estrategias del pesado de tal manera que no sigamos los intentos fallidos de revolución de la historia. Para este fin, nos enfocaremos en un método que es tan poderoso como fácil de poner en práctica: el sabotaje.

El Mundo Como A Ellxs Les Gustaría Que Lo Viéramos

Todas las herramientas insurreccionalistas deben ser examinadas con el propósito de que las ubiquemos firmemente al interior del marco teórico para la acción subversiva. La teoría, como todas las ideas, es tan buena como lo es su habilidad para ser aplicada eficazmente a las condiciones de nuestras vidas. Solamente a través del análisis crítico nosotrxs podemos esperar agudizar nuestros métodos de lucha y para evitar los errores y trampas del pasado. Es importante para nosotrxs no perder de vista el cómo determinamos los resultados de nuestros esfuerzos. Aunque conseguir metas concretas es importante, estas no determinan necesariamente éxito. Una mejor indicación de nuestros logros podría estar determinada por la extensión en la que son subvertidas las relaciones sociales actuales y los cambios cualitativos que son realizados a través de la revuelta.

Las situaciones de revuelta no siempre son fáciles de descubrir. Los escritores de historia marginalizan y deliberadamente desconectan las noticias de resistencia desde una tradición de rechazo. El descontento es malinterpretado, pacificado y movido hacia canales legalistas, el compromiso y el diálogo. La prensa distorsiona el impulso de guerra social, postergándolo a los límites de temas puntuales, mala gestión y casos individuales de insatisfacción. La revuelta se convierte en una historia desfigurada, oscurecida en el pasado, manipulada en el presente, ocultada de la vista.

Nuestras acciones no deberían apelar a estas máquinas “productoras de realidad”. La única cosa que afectará a la realidad de las cosas será el actuar en la realidad, no presentar simplemente esta como deseamos que sea. La única manera de cambiar las condiciones de la sociedad es cambiar la naturaleza de cómo nos relacionamos al interior de esta. No existe una condición fija o estática en la que estemos atrapadxs. El futuro no solo no está escrito sino también es impredecible y por ende, susceptible de ser afectado por nuestra determinación voluntaria.

Las Herramientas Que Pueden Destruir la Casa del Amo

La revuelta puede empezar en un nivel individual o mediante el proceso de un levantamiento social mayor. Uno de los más viejos y destructivos actos de revuelta es el sabotaje. Para ser clarxs, definimos el sabotaje como el acto deliberado de destrucción o daño de estructuras físicas. Desde el sabotaje a la maquinaria en el puesto de trabajo hacia el monkeywretching[2] en construcción de viviendas y desarrollos industriales, el romper una ventana de un banco, una tienda de pieles o una comisaria, el sabotaje se ha vuelto un instrumento de lucha social frecuente y bien esparcido. A menudo esta táctica es usada para alcanzar una meta más grande, o empleada al interior de una lucha o campaña mayor. Sin embargo, el potencial de la acción directa destructiva yace en su habilidad para ser realizada individualmente o en grupos, sin ninguna necesidad o deseo de organizaciones formales, jerarquías, o campañas con la que actuar al unísono. El sabotaje, como todas las tácticas, debería ser fácilmente reproducible, incrementando, por lo tanto, la posibilidad de su propagación. Esta proliferación amenaza a las estructuras de Poder precisamente pues es difícil manejarla o contenerla.

El sabotaje puede ser usado en todas las situaciones, en todos los terrenos, y por cualquiera que desee usarlo. No necesita especialización o habilidades, sólo iniciativa. A pesar de que es difícil encontrar noticias de sabotajes, oscurecidas y negadas por lxs que están en el Poder, existen algunos notables ejemplos de su uso que nos gustaría examinar. Esta lista de ninguna manera es exhaustiva sino más bien una muestra de ejemplos.

Un ataque global: Shell y la lucha contra el Apartheid.</strong>

Si entendieses cómo están construidas las estructuras de los capitalistas y como las grandes compañías están tejiendo más y más sus redes alrededor del mundo, después te das cuenta que la lucha contra el sistema tiene que ser llevada a cabo mundialmente” – Revista Brand

En Europa, a fines de los años 80’s, una ola de sabotajes golpeó a la compañía Shell Oil debido a su implicación económica con el gobierno de entonces de Sudáfrica y su política de apartheid. Muchos actos de sabotaje ocurrieron en Dinamarca, Holanda y Suiza durante los años 1986-1988. Las estaciones de Shell fueron atacadas con bombas y pintura, sumado al corte de los tubos de gasolina y el daño a los tanques de gas y máquinas registradoras. Tales acciones fueron reivindicadas por grupos anónimos de gente actuando en solidaridad con la lucha social en Sudáfrica. Aunque un boicot internacional a Shell le estaba afectando alrededor del mundo, es interesante señalar que en 1986 un vocero de Shell de Dinamarca admitió que el boicot no les afectó mucho económicamente pero el sabotaje les estaba costando inmensamente grandes cantidades de dinero.[3]

Estuvo claro que un ataque global estaba teniendo lugar contra un centro de atención de la explotación capitalista. Esos ataques fueron fáciles de emprender, necesitando sólo de herramientas simples y de la voluntad para actuar. Este hecho facilitó su propagación a lo largo de una amplia área y alejada del centro de la lucha contra el apartheid. Las acciones de sabotaje dibujaron un claro paralelo entre los negocios hechos en un lugar y su conexión directa a las funciones administrativas y operativas del proyecto del capital en otro lugar.

¡El Ataque de lxs Bolt Weevils! El Poder y sus opositores en Minnesota.

Un ejemplo muy interesante de sabotaje disperso ocurrió en Minnesota occidental a fines de los 70’s. Durante este tiempo, la industria de la electricidad estaba buscando explotar reservas de carbón en el Oeste, para alimentar las demandas energéticas de los centros urbanos. Uno de esos proyectos consistía en la construcción de una mina de carbón a cielo abierto y una planta generadora en Dakota del Norte, además construir una línea de poder de 700 kms. para transportar la energía producida para las áreas suburbanas alrededor de Minneapolis y St. Paul Minnesota.

Lo que la industria energética y las agencias reguladoras del Estado no esperaron fue la oposición que siguió. Los granjeros a lo largo de la ruta propuesta de la línea de poder, vieron el proyecto que sacrificaba su tierra para alimentar a los centros urbanos hambrientos de energía. El Estado estaba planeando expropiar hileras de casi 50 metros de ancho a través de sus campos y erigieron torres de alta tensión de 55 metros para sostener los cables. Estas preocupaciones fueron aumentadas por el miedo a los problemas de salud asociados con la contaminación electromagnética desde las corrientes que circulan por medio de estas líneas eléctricas. Estaba claro que el Estado no tenía respeto por tales preocupaciones cuando durante los años 74 al 77, los granjeros probaron largos y finalmente inútiles canales para bloquear la construcción de la línea. Los resultados, como cabe esperar, fue que a ellxs les fue permitida la solicitud de que la construcción acontezca en la tierras de otra persona.

No obstante, el diálogo con el Estado hizo posibles redes entre aquellxs que fueron afectados por los planes. En 1977, después que el Estado hubo acabado y aprobado esos planes, los grupos de inspectores y constructores intentaron empezar a trabajar en las líneas eléctricas, pero miles de granjeros bloquearon su camino. En el invierno de 1978, las confrontaciones en los campos se extendieron durante semanas, solicitando al Gobernador el envío de casi la mitad de los oficiales de carretera de Minnesota para proteger a los equipos de la compañía eléctrica.

Fue incluso más impactante la ola de sabotajes que golpeó la infraestructura del proyecto. En el espacio de dos años, 14 torres fueron derribadas y cerca de 10.000 aislantes salieron disparados. Las acciones estuvieron siendo atribuidas a los “bolt weevils”, nombre usado por individualidades anónimas realizando los ataques. La industria eléctrica le llamó “vandalismo”, los granjeros “sabotaje”, una táctica que recibió mucho apoyo desde las comunidades locales.

A pesar de que la compañía eléctrica usara guardias privados, ningún arresto fue realizado durante esos años. La policía usó helicópteros para patrullar áreas rurales pero fueron incapaces de detener la propagación del sabotaje. En el verano de 1980, la compañía energética es forzada a pasar la propiedad de las líneas eléctricas al gobierno de EE.UU. con el fin de evitar mayores pérdidas económicas, atribuidas directamente al sabotaje y a los costos de la seguridad. Aunque esta maniobra le dio jurisdicción al FBI, esto no impidió que continuaran los ataques. La décima quinta torre se vino abajo el mismo año, en la víspera del año nuevo.[4]

A pesar de todos los intentos, la línea finalmente fue construida, pero solo con la intervención del gobierno federal. Sin embargo, lo que puede ser sacado de esta lucha es que la gente que atacó este proyecto ha aprendido de su experiencia de intentar dialogar con el Estado por encima de los planes de este. El desarrollo industrial ha tomado prioridad por sobre aquellxs que resistieron el sufrir desde su terminación. Pero, sin retirarse derrotadxs, una lucha social brotó, una que no perdió tiempo en los canales de la legalidad sino más bien atacó directamente el origen de su problema. Aunque el hecho de que ningún arresto fuera hecho puede ser incidental, está claro que el Estado fue ineficaz en contener el uso o la propagación del sabotaje debido a su habilidad de ser usado por cualquiera, en cualquier lugar, incluso en los campos de Minnesota.

Destruyendo lo que te destruye: Acción anti-nuclear en Italia

Propaguemos el sabotaje por encima de todo el territorio social, golpeando a las estructuras de tales proyectos de muerte“. – Revolucionarios Antinucleares[5]

También a fines de los 80´s hubo un número de acciones de sabotaje explícitamente autónomos sucediendo contra la industria nuclear en Italia. Esas acciones ocurrieron al interior de un movimiento social mayor contra los proyectos de energía nuclear que estaban propagándose y acelerando en el continente europeo. La naturaleza de estas acciones rechazaba las tácticas y estrategias reformistas de los movimientos pacifistas, ambientalistas y religiosos que se oponían al poder nuclear como un asunto de protesta.

A diferencia de aquellxs grupos, fue hecha una clara y visible crítica a la energía nuclear y su relación con el poder político y económico centralizado, así mismo la destrucción del medioambiente, con acciones que no buscaron meramente reemplazar un tipo de proceso destructivo por otro. Más bien, esas acciones autónomas fueron emprendidas con la clara comprensión de que la energía nuclear es parte ded un proyecto de dominación capitalista mayor.

En octubre de 1986, la maquinaria utilizada para construir una planta nuclear en Trino Vercellese fue destruida por manifestantes. Además de esto, actos de sabotaje fueron ocurriendo en varios lugares del país. Torres de alta tensión, los marcos de metal que sostienen las líneas de poder, fueron serrados y abatidos en la provincia de Cosenza en julio de 1987. Luego en septiembre también fue derribado un poste en el área de Pec del Brasimone. Este había sostenido a las líneas eléctricas que proveían electricidad al reactor nuclear. Después en diciembre de 1987 una estación de energía nuclear fue bloqueada en Montalto di Castro y un centro de investigación tuvo selladas sus puertas. Un panfleto fue encontrado en el sitio, declarando “sabotaje a los centros de investigación, universidades, producción de muerte”. Anarquistas y autonomistas organizaron meetings y manifestaciones anti-nucleares en Roma, Venecia, Milán y Boloña, entre otras ciudades.

Otra línea eléctrica de alta tensión fue abatida en Sicilia el mismo año. Un comunicado asumiendo la responsabilidad por esta acción tenia esto que decir:

”… el curso final de esta loca carrera hacia el crecimiento perpetuo y la dominación global, vergonzosamente disfrazados de progreso, sociedad civil, etc, es la destrucción total de nuestro planeta, la cual está teniendo lugar ahora. Hablar, escribir, bailar, cantar, marchar no basta para detener esta locura y liberarnos de esta feroz opresión… nosotrxs sostenemos: podemos y debemos tomar en nuestras manos nuestro destino y organizarnos nosotrxs mismxs. Sabotaje. Ataque. Insurgencia.”

Los ataques contra el tendido eléctrico continuaron a lo largo del año. Muchos de los ataques no fueron dirigidos hacia los proyectos de energía nuclear sino también contra la energía distribuida a las fábricas. A fines de los 80’s, un estimado de 400 ataques contra la infraestructura del sistema energético han ocurrido en Italia. Estos hicieron clara la conexión entre la energía nuclear y la energía producida mediante otros métodos como el carbón, el que crea su propio conjunto de toxinas y de procesos destructivos de extracción.

En el momento, no estaba claro cuanto daño fue hecho por algunas de esas acciones. En algunos casos, los postes fueron serrados más no cayeron. Pese a ello, lxs anarquistas fueron claros en señalar la importancia de no solo una cantidad de daño financiero certificable sino adicionalmente de la incontrolabilidad de este método de acción autónoma. La extinta revista anarquista italiana Provocazione explicó claramente este punto: “El método de ataque directo contra todos los pequeños objetivos extendidos sobre el territorio social es lejos más efectivo que las grandes acciones o manifestaciones espectaculares que son tan espectaculares como inocuas. El Estado sabe muy bien cómo gestionar y explotar esas grandes acciones… Lo que no sabe… es cómo controlar y prevenir ataques directos simples contra la distribución... de estructuras que son responsables por los proyectos de represión y muerte”.

Cada Trabajador, un Monkeywrench: La Destrucción de las Maquinas de Producción

El sabotaje tiene una larga historia de uso en el puesto de trabajo. Ciertamente, el sabotaje en el trabajo aún existe aunque sea suprimida su actual frecuencia para evitar la extensión en una escala superior. Este tuvo todavía muchas aplicaciones dentro de las luchas de lxs trabajadorxs cuando la realización de la colaboración sindicato-capitalistas y la ineficacia de las huelgas oficiales se habían logrado. Su facilidad de uso le ha hecho una forma popular de respuesta a la degradación de jefes, sindicatos, salarios y rutinas.

En marzo de 1990, 6300 choferes de buses y un estimado de otrxs 3000 trabajadores se fue a huelga en lo que se convertiría la segunda huelga más larga y más violenta en la historia de la compañía. La disputa tuvo lugar entre Lineas GreyhounInc, la más gran línea de buses privada de Norte América, y el Concilio de sindicatos Locales de Greyhound, en torno a salarios, seguridad laboral y procedimientos de reclamo. Menos de 100 de sus conductores cruzaron las líneas de piquetes, necesitando la compañía depender de esquiroles. Inmediatamente irrumpieron la violencia y el sabotaje, a pesar delas negociaciones entre delegados del sindicatos y funcionarios de Greyhound. A lo largo del transcurso de la huelga cerca de 100 amenazas de bomba fueron hechas hacia terminales de bus, provocando grandes alteraciones. Docenas de ataques armados fueron hechos contra los buses y sus terminales. Un conductor huelguista fue asesinado por un conductor esquirol y un reemplazante fue gravemente herido. En abril, 60 trabajadorxs fueron despedidxs de la compañía por sabotaje y violencia. Esto vino un día después de que un terminal de buses fuera incendiado en Boston. Desafortunadamente, después de tres años de conflicto, la huelga se perdió. Esto, a pesar de ello, no le resta validez a la lucha que tuvo lugar, y aun sirve como un importante ejemplo del uso del sabotaje dentro de luchas de trabajadores en gran escala.[6]

Hacia fines de los 90’s otro violento conflicto en el trabajo estaba en marcha. En julio de 1999, se fue a huelga la gran fuerza de trabajo inmigrante latina de la Basic Vegetable Products en King City, liderada por los camioneros. La huelga fue en respuesta a la imposición de la compañía de un salario fijo, un sistema de dos niveles de salarios, cambios en los planes del sistema de pensión y en el recorte de beneficios de salud. Casi inmediatamente la huelga fue seguida de una erupción de sabotaje a escala menor, acosos, amenazas e incluso bombas, que se expandieron más allá de la capacidad de contención de la policía.

A principios de agosto, la casa de un supervisor fue atacada con una bomba, conduciendo al arresto de un trabajador que después fue condenado a 3 años. Mas tarde en el mes, el auto de un esquirol fue incendiado, casi envolviendo su hogar en llamas. Los actos de sabotaje incluyeron la manipulación de los vehículos de lxs trabajadorxs reemplazantes, con el objetivo de causarles un mal funcionamiento. A fines del año, fueron reportados oficialmente alrededor de 270 actos de sabotaje contra objetivos tales como buses de la compañía, vehículos de esquiroles, casas de esquiroles y la fábrica de la compañía.

En octubre la compañía sostuvo una conferencia de prensa, pidiendo la intervención del gobernador y el fiscal estatal general en la huelga. Durante la conferencia de prensa un vocero de la compañía mostro fotografías de los vidrios rotos, ruedas rajadas de autos y spike strips caseros usados contra lxs esquiroles. El jefe de la policía de King City Richard Metcalf reconoció que habia habido “un gran aumento en reportes de vandalismo… en mi experiencia, esto no es común durante los conflictos laborales”. Dos meses después, el jefe de la policía le dijo a un periódico, “puedes doblar la cantidad de oficiales en la calle y aun sería bastante difícil capturarlos”. Los esfuerzos para detener la fuerza de la lucha de lxs trabajadorxs no fue en vano y después de dos años de huelga y sabotaje, ellxs ganaron. A pesar de que estamos bien conscientes de los límites de las victorias en los puestos de trabajo y por ultimo buscamos la destrucción del trabajo mismo, es importante ver que la acción directa autónoma puede desarrollarse fuera del control de los sindicatos y extenderse más allá de los límites del puesto de trabajo.[7]

Más recientemente, en el verano del 2005, se rompieron las negociaciones entre Telus, el gigante canadiense de las telecomunicaciones, Telus, y el Sindicato de Trabajadores de las Telecomunicaciones (TWU). La disputa afectó a las provincias de Alberta y la Columbia Britanica, pero la actividad más radical estuvo centrada en esta última. Dentro de los días que se llamó a huelga, múltiples actos de sabotajes ocurrieron y un representante de la compañía declaró en una entrevista en agosto del 2005 que la compañía había sufrido 42 ataques en los 3 meses previos. En muchos casos, las líneas telefónicas o fueron dañadas o tiradas hacia abajo y los cables de fibra óptica fueron cortados repetidamente, echando abajo los servicios telefónicos y de internet de miles. Estos actos fueron un complemento a los piquetes móviles y los enfrentamientos con lxs esquiroles. Es interesante señalar que anarquistas de Vancouver estuvieron envueltos en piquetes de solidaridad, intentando detener el transporte público desde los terminales de buses de la ciudad con la esperanza de interrumpir el funcionamiento económico de la ciudad.[8]

Estos ejemplos son una pequeña muestra del uso del sabotaje en el lugar de trabajo. Sin embargo, ellxs apuntan al uso extendido de la acción directa al margen de los canales legales. Sus efectos no pueden ser subestimados. Lxs capitalistas preferirían el dialogo y el mutuo acuerdo pero la acción autónoma hace inútiles a estas formas de cooptación.

Solidaridad Revolucionaria

Pensamos la solidaridad como una forma de ser cómplices, de tomar placer reciproco y de ninguna manera tomarlo como un deber, un sacrificio por la “buena y sagrada causa”, porque esta es nuestra propia causa, esto es, nosotrxs. La solidaridad revolucionaria…debería ser incesantemente demostrada, precisamente porque esta contribuye a la propagación de los que ya estamos haciendo” .– Pierleone Porcu

Con los cambios y maniobras constantes del sistema capitalista también emerge la dispersión de la lucha social a lo largo del mundo. El mismo sistema que nos ha forzado a vendernos para sobrevivir también encarcela a aquellxs juzgadxs innecesariamente por buscar una salida a las guerras de los estados y el hambre de la periferia capitalista.

Todxs queremos la misma cosa: decidir por nosotrxs mismxs cómo viviremos. Las luchas autónomas precisamente sea han presentado a si mismas donde sea que la gente se rehúse a sucumbir a la inercia de la pasividad. Esta es la lucha que compartimos.

Pero, ¿cómo podemos hacer las similitudes entre la propagación de nuestras luchas? Reconociendo nuestra lucha en la lucha de otrxs y actuando sobe estas a través de la solidaridad revolucionaria. Las mismas compañías que están explotando los bosques de Papua Occidental o las Pampas de Chile, tienen sus hogares en los países capitalistas dominantes del norte. Las guerras peleadas en Irak y Afganistán son peleadas con las armas y el personal de EE.UU., Europa y las naciones-Estado colaboradoras. Las cárceles y los centros de detención que encierran a quienes rechazan el sistema de exclusión y explotación son las mismas que funcionen de manera segura a nuestras espaldas. Existen considerables ejemplos de esta práctica de solidaridad que merecen una mirada desde más cerca.

No pueden tomar lo que no se les ha dado: Los Oka y la Propagación de la Rebeldía

Si hay un ataque contra los Mohawks, será considerado un ataque a todxs nosotrxs… Existen líneas de una hidroeléctrica cruzando la gran parte de nuestras comunidades… Ahí están las carreteras más importantes… los mayores suministros de agua…” - Jefe Pegui Louis Stevenson[9]

En marzo de 1990 en Oka, Canada, lxs Kanehsatake Mohawks iniciaron un bloqueo de un camino que lleva a un bosque de pino previsto para ser talado. Este trozo de tierra, considerado territorio Mohawk por tratado, fue planeado para usarse como expansión de un campo de golf que linda. Cuatro meses después, en julio, más de 100 policías provinciales de Quebec atacaron el bloqueo con gas lacrimógeno, granadas aturdidoras y miles de rondas de municiones de guerra. Un oficial fue muerto durante el enfrentamiento. El ataque fue considerado un fracaso cuando la policía fue obligada a retirarse a medida que el viento llevaba hacia ellos el gas lacrimógeno, causándole el dejar atrás varios vehículos. Más tarde estos fueron destrozados y usados para reforzar el bloqueo. El área fue sellada con cientos de policías.

De todos modos, las noticias del asalto a los Oka llegaron a lxs Kahnawake, una tribu Mohawk ubicada al sur de Montreal, quienes luego procedieron a bloquear el puente Mercier, que servía como principal arteria desde Montreal a la costa sur. Mohawks armados amenazar con volar el punto si es que ocurría un segundo ataque y ellxs también bloquearon otras dos autopistas que pasaban por su territorio. La ocupación del puente continúo a lo largo de todo el verano y recibió manifestaciónes solidarias en Montreal.

Después de una cuidadosa planificación del gobierno canadiense, una masiva operación militar fue desplegada contra los bloqueos Kanehsatake y Kahnawake en agosto. Esta involucró el uso de 4.400 soldados, morteros, cientos de compañías de personal armado, autos blindados, lanza misiles, helicópteros y tres tanques.

La represión puso en marcha una ola de acciones solidarias que atravesó Canadá. Se produjeron manifestaciones de apoyo en tierras Nativas y en cada ciudad grande. Ocupaciones tuvieron lugar en oficinas gubernamentales. Sabotajes fueron realizados en varios puntos de la infraestructura capitalista. El 18 de agosto un puente de Canadian National[10] fue incendiado cerca de London, Ontario. La vulnerabilidad de estas estructuras se hizo evidente rápidamente a través de estas acciones. La represión de los bloqueos Mohawk hubo traído costosos actos de solidaridad entre mucha gente en muchos lugares, sacados del punto actual de la lucha de la lucha enfocada.

Aunque el punto de contención apreciable fue la expansión de un proyecto, la operación policial fue apuntando a una amenaza mucho mayor. Las comunidades Mohawk fueron conocidas por el gobierno canadiense por su rebelde autonomía y autogestión. Su lucha se expandió hacia afuera en tanto otrxs se reconocieron en ella. Los actos de sabotaje ofrecieron una táctica esencial y perjudicial en esta extensa lucha de solidaridad, probándole al estado que sus acciones no quedarían sin respuesta.

Prendiendo Fuego a la Rendición: Solidaridad anarquista en Europa

Nuestra lucha sin tranzar por la libertad está <em>ocurriendo -no solo aquí, sino en toda Europa y todo el mundo.

SIN FRONTERAS, SIN PAÍSES; ALTO A LAS DEPORTACIONES. AMOR Y FUERZA A LA GENTE PERSEGUIDA, FUGITIVXS Y REBELDES"</em>

De un panfleto distribuido en Bélgica[11]

Las acciones de sabotaje como solidaridad revolucionaria han tenido un extenso uso a lo largo del curso de los últimos años en Europa. Siguiendo a las operaciones policiales realizadas en toda Italia en mayo en el 2005, docenas de anarquista fueron encarceladxs y acusado de “asociación subversiva”.[12] Lxs anarquistas en Barcelona, España, se manifestaron en solidaridad con sus compañerxs italianxs en junio. Ellxs fueron atacados por la policía anti disturbios quien realizó siete arrestos. Como respuesta, 60 anarquistas en Grecia ocuparon el instituto cultural español en Atenas. El día anterior 80 anarquistas se manifestaron en la embajada española en solidaridad con lxs prisioneros en España e Italia. Pero, las acciones de solidaridad, sin embargo, fueron más allá de esas desafiantes manifestaciones.

El 16 de diciembre del mismo año, 15 autos fueron incendiados en tres concesionarias de FIAT en Atenas y dos bombas estallaron en los salas de venta de una concesionaria de FIAT de Granada, España. El ataque fue asumido en solidaridad con lxs compañerxs italianxs procesadxs en la “Operación Cervantes”.[13] El comunicado de la acción también reivindicaba solidaridad con lxs presxs anarquistas en España, Grecia y Alemania.

Luego en enero en el 2006, estallaron tres bombas improvisadas en Atenas. La primera bomba había sido colocada bajo el auto que tenía una placa diplomática. Otra bomba detonó en la entrada de la oficina del partido gobernante, Nueva Democracia. Mientras tanto, un fuego fue encendido en el auto del alcalde de Therissos y en el de su esposa. Los ataques fueron reivindicados por el grupo Justicia Anti-estatal (Antikratiki Dikeosini) y realizados en apoyo de anarquistas encarceladxs.

Las acciones de solidaridad continuaron en Europa a medida que más y más anarquistas enfrentaban el incremento de la represión estatal. La solidaridad de este tipo circula luchas y encuentra sentido en los enemigos comunes. Existen aquellxs de nosotrxs que estamos encerradxs en la lógica de sobrevivencia pero que odiamos nuestra esclavitud y deseamos atacarla. Es a partir de la compresión de las relaciones entre nuestra lucha y las luchas de otros que puede emerger luchas relacionadas. La adopción del ataque es el rechazo a la rendición.

Golpear Sin Esperar

Mientras que la mayoría de los ejemplos de arriba están vinculados a grandes situaciones de lucha, esto no significa que sean inútiles las acciones aisladas fuera de las luchas colectivas. Al contrario, estas acciones aisladas demuestran no solo una voluntad de actuar, sino también una voluntad de atacar proyectos capitalistas independientemente del apoyo popular o de la presencia de una lucha mayor. De este modo, debemos mencionar para separarnos de aquellxs que aconsejan esperar o que proclaman que las acciones solamente son validad dentro de “luchas de masas”.

En muchos casos, no existen luchas de masas contra proyectos capitalistas. Esta carencia, sin embargo, no imposibilita la acción tomada por individualidades o grupos pequeñxs. No somos esclavxs de una lógica cuantitativa. Si esperamos un permiso para atacar, estaríamos esperando para siempre. No obstante, afortunadamente, muchos individuos, aquellxs que actúan con ideas conscientemente revolucionarias y aquellxs sin estas, rechazan la afirmación de que las acciones deben ser justificadas por su inclusión en algo más grande. Unx solamente necesita abrir el periódico para leer reportes de actos de sabotaje dispersos contra una amplia variedad de objetivos: expansiones urbanas, condominios de lujo, bancos, cadenas de tiendas, tiendas de pieles, restaurante de comida rápida, etc. Las acciones de odio contra los proyectos de dominación y explotación no merecen descanso.

Del mismo modo, debemos diferenciarnos de aquellxs que apoyan el vanguardismo y la especialización en la lucha. Demasiado a menudo, lxs radicales caen en la fetichizacion de la lucha armada y el apoyo acrítico de grupos armados, como Weather Underground, la RAF, el Ejército de Liberación Negro, las Brigadas Rojas y muchas otras. Desde una perspectiva anarquista, estas cosas son problematicas.

El Miedo en el Punto de Partida: Algunos Puntos de Critica

El sabotaje es generalmente llevado a cabo con una cierta cantidad de medidas de seguridad. A menudo es realizado individualmente o en pequeños grupos de personas que comparten amistad o afinidad y que confían no discutir la acción fuera del grupo o el confesar si es que son atrapadxs. Se toma cuidado en no dejar ninguna evidencia y mantener secreta la planificación de las acciones. No obstante, más allá estas preocupación prácticas, algunxs ven la necesidad de pasar a la clandestinidad y crear un rol especializado para si mismxs.

El concepto de vida clandestina, de no mantener vínculos públicos con grupos radicales, cambiar la identidad de unx, mezclado como un “normal” y vivir a escondidas, es radicalmente contrario a una expansiva vida de relaciones decididas en los términos de unx. Vivir la vida en la clandestinidad es sacrificar potenciales relaciones y proyectos bajo el pretexto de evitar la sospecha o ser descubierto por los funcionarios del estado. Por otro lado, algunxs argumentarían que la acción directa radical es llevada a cabo mejor si unx no tiene vínculos con ninguna de las redes de la que el estado pueda buscar sospechosos.

Otra problemática tendencia incluye el vanguardismo. Una crítica del vanguardismo es inherente al interior de las ideas anarquistas. Falsa es la idea de que algún grupo de personas este más capacitado o hábil para dirigir al resto de nosotrxs hacia algo mejor o en crear una situación revolucionaria por si mismxs. Una revolución solo puede ocurrir con una amplia participación, individual y colectivamente, hacia una transformación de las relaciones. La delegación a cualquier otra llevara solo a sus fines, no los nuestros. La revuelta debe ser autónoma y auto-organizada socialmente por el proceso y resultado de manifestar deseos individuales y colectivos.

Finalmente, la especialización y la espectacularización de la lucha merecen su propia crítica. Muy similar al vanguardismo, la especialización impone roles específicos a la gente. La participación en ciertas actividades es elevada encima y fuera del uso generalizado. En este camino, esto se encuentra limitado a individuos y grupos particulares. Esta exclusión es contraria a la propagación de la rebelión social. Por otra parte, la naturaleza espectacular de las acciones de muchos grupos armados puede ser también perjudicial al incremento de la lucha social. Las acciones que son deliberadamente espectaculares generalmente se enfocan en la cobertura en noticiarios mediáticos y ataques a objetivos netamente simbólicos con una tendencia a enfatizar métodos complejos técnicamente.

El Sabotaje como Guerra Social

El sabotaje es sino una táctica de una variedad de herramientas empleadas dentro de la guerra social. Su uso aislado no puede sustituir la destrucción de todas las relaciones que definen nuestro sistema capitalista.

La destrucción de la infraestructura del estado y el funcionamiento del capitalismo pueden ser agobiante. Pero solamente puede agobiar tanto como pueda propagarse por medio de su facilidad de uso. Una ruptura con el presente será tan inclusiva de sabotaje como lo será de crear relaciones más allá de los estrechos y petrificantes límites del orden social.

El sabotaje tomará muchas formas pero siempre será hecho con la intención de expandir globalmente nuestra revuelta. La solidaridad con las luchas de otrxs se convertirá entonces un poco más que un mero gesto caritativo. La agudización de nuestra lucha se volverá realidad mediante el proceso de experimentación en la estrategia y la iniciativa del ataque, moviéndose siempre hacia delante y afuera. La revolución no será la certeza de un mundo futuro sino la certeza de nosotrxs mismxs atacando al mundo que se nos ha sido impuesto.

El sabotaje debe ir mas allá de los límites del mero desgaste económico. Las formaciones militaristas, junto con su estilo de estructura formal centralizada no son útiles para nosotrxs. No nos acercarán a la insurrección las organizaciones de la lucha armada y las vanguardias clandestinas, como han mostrado los ejemplos del pasado. Las guerras de guerrillas de desgaste serán solamente una lucha perdida contra los Estados, mucho mejor equipados numérica y tecnológicamente dentro de la lógica de guerra tradicional. Nuestra guerra debe ser social.

La guerra social pondrá las armas en las manos de la rebelión generalizada. El sabotaje será hecho en el punto de partida hacia ese lugar.

[1] La tecnología no es neutral. Es una jodida mierda (Nota del Autor).

[2] El Monkeywretching es el nombre dado al sabotaje realizado en defensa de la tierra, eco-sabotaje, dirigido contra maquinaria y equipamiento, popularizado por la obra literaria de Edward Abbey “The Monkey Wrench gang”( La Banda de la Llave Inglesa). (N. de la T.)

[3] “El Sabotaje contra Shell,” Insurrection #5, otoño 1988. (Nota del A.)

[4] “La Guerra Rural de Energía” — Reporte desde el Frente.” The Nation. 26 de Diciembre,1981. (Nota del A.)

[5] “Sabotaje Anti-Nuclear en Italia,” Insurrection # 4, Mayo 1988 (Nota del A.)

[6] “Informe de negocios — GLI Holding Co.: Sesenta despedidos por Greyhound por Violencia Huelguista.” Wall Street Journal. Abril 6, 1990. (Nota del A.)

[7] “Del Vandalismo al bombardeo a Basic Vegetable.” Union Violence Lookout. Vol.I, # 10. Noviembre 1999. (Nota del A.)

[8] “El cortar las lineas telefónicas es ‘Vandalismo Obvio,’ dice Telus ” Vancouver Sun. Agosto 16, 2005. (Nota del A.)

[9] “Oka, 1990.” Solo el comienzo, una antología anarquista. Ed. Alan Antliff. (Nota del A.)

[10] Canadian National es una compañía ferroviaria canadiense de transporte de mercancías (Nota de la T).

[11] De un panfleto hecho en solidaridad con prisionerxs en Lecce, Italia. (Nota del A.)

[12] Los arrestos fueron hechos a lo largo de Italia empezando en Lecce el 12 de Mayo, en Sardinia el 19 de mayo,y en Bologna y Roma el 26 de mayo. (Nota del A.)

[13] Para mayor información, ver “State Repression Against Anarchists in Italy.” Anarchy: A Journal of Desire Armed #60. Otoño/Invierno 2005/2006 (Nota del A.)