Hakim Bey
Religión anarquista
A menudo se dice que nosotros los anarquistas «creemos que los humanos son buenos por naturaleza» (como la planta china Mencius). Algunos de nosotros, sin embargo, dudamos de la nocion de la bondad inherente y rechazamos el poder de otra gente sobre nosotros precisamente porque no confiamos en los bastardos.
Parece insensato generalizar sobre las «creencias» anarquistas ya que algunos de nosotros somos ateos o agnósticos, mientras que otros incluso pueden ser católicos. Por supuesto, a unos cuantos anarquistas les encanta dejarse llevar por el falso, desagradable y sin sentido ejercicio de excomulgar la variedad de fés entre sus camaradas.
Esta tendencia de grupúsculos antiautoritarios de denunciarse y excluirse unos a los otros, sin embargo, siempre me ha parecido más como una especie de cripto-autoritarismo. Siempre me ha gustado la idea de un anarquismo plomado lo suficientemente grande para cubrir casi todas las variantes del dogma en una especie de acéfalo pero no rígido «frente unido» (o «unión de egoístas» como señala Stirner). Este paragüas tiene que ser lo suficientemente amplio para cubrir a los «anarquistas espirituales» tanto como a los más inflexibles materialistas.
Nietzsche, famoso por basar su causa en la «nada» —pero acabó dando a entender una especie de religión sin moral ni dios («Zaratrusta», «Empoderamiento», «eterno returno», etc) En su última «Cartas Locas» desde Turin, él parece autoproclamarse (anti-) mesías de esta fé bajo la firma de «Dionisos el Crucificado».
Resulta que incluso el axioma «nada» requiere de un elemento de fé, y podría llevarnos hacia una especie de experiencia espiritual o mística: el autodenominado hereje está simplemente proponiendo una creencia diferente. «La Muerte de Dios» es misteriosamente seguida por el renacimiento de «los dioses» —Las deidades paganas del politeísmo. Así pues, Nietzsche propone la repaganización del monoteísmo cuando habla como Cristo-Dionisio— un proyecto lanzado primero en el Renacimiento por herejes y neopaganos como Gemisto Plethon y Giordano Bruno—Este último que fue quemado en el Vaticano en 1600.
Esta misma tarea —la repaganización del monoteísmo— fue llevada a cabo brillantemente por los esclavos africanos que crearon la Santería, el Vudú, el Candomblé, y muchas otras religiones en las que los Santos Cristianos son identificados o sincretizados con deidades paganas. Chango «es» Santa Bárbara, por ejemplo; Oggun, el dios de la guerra es el Arcángel Miguel, y podría ser considerado como Marte, el rey romano de la guerra también. (Vease M.A. DeLaTorre, Santería)
Los santos son «máscaras» de los espírituos de los oprimidos — pero no son meros disfraces. Muchos santeristas son a la vez católicos y paganos al mismo tiempo — ¡lo que naturalmente enloquece a la Iglesia!
Como mi amigo antropólogo Jim Wafer dijo en The Taste of Blood, estas fés del Nuevo Mundo no son exactamente «opio para el pueblo» (incluso en la curiosamente positiva y y ligeramente anhelante manera en la que Marx usó esta frase), sino que son areas de resitencia contra el poder maligno. En estas religiones Dionisio puede, de hecho, ser Jesús —u Obbatala Ayagguna— en un delirio deliberado de panteísmo donde nada depende de meras creencias porque la posesión real por trance por los «santos» (Orishas, Loas) permite que todo el mundo presente vean, toquen e incluso «sean» dioses ellos mismos.
(Wafer fue una vez invitado a beber en un bar en Recife por un extraño que resultó «ser» una deidad menor amante del ron.) Además —otro concepto nietzscheano— estos cultos valoran la magia por encima de la moralidad — y creen en dioses que pueden ser ladrones, brujas, queers, jugadores,etc.
Oscar Wilde fue el primero en darse cuenta del profundo parecido entre el anarquismo y el taoismo que estructuralmente es una diversidad acéfala de sectas (paganas) politeístas, con una tendencia hacia la heterodoxia y valores sociales no autoritarios.
Obviamente muchas formas de taoísmo —o cualquier sistema pagano— han sido en realidad cómplices del Estado; podríamos llamarlos Ortodoxos, y en este sentido predecesores del monoteísmo. Pero el espíritu pagano siempre incluye un elemento anárquico también — una resistencia paleolítica hacia el Estado/Iglesia y sus jerarquías. El paganismo simplemente crea nuevos cultos, o retoma algunos antiguos, cultos que son y deben ser heréticos con el consenso que rige. (Así pues, el paganismo de la antigua Europa «sobrevivió» como brujería medieval, y así sucesivamente).
En la Roma clásica, los cultos mistéricos helenísticos orientales, sincretismos mágicos de los griegos, egipcios, babilonios e incluso los rituales y el panteón indio, amenazaron el orden imperial y tradicional. Uno de estos cultos, la herejía judía, triunfó en realidad en derrocar el paganismo clásico.
Sospecho que una dialéctica similar puede funcionar en los EE.UU. del siglo XXI con su complejo de Imperio, su 60% de ciudadanía que va a la iglesia, su electrónico «pan y circo», su consciencia basada en el dinero, etc.
Una masa de cultos mistéricos orientales y New Age continúan proliferando y transformandose en nuevas formas, dando lugar a una especie de heterodoxia popular o una diversidad de sectas paganas, algunas de ellas inherentemente peligrosas para la autoridad central y la tecnopathocracia capitalista. De hecho, varias secciones del anarquismo espiritual podrían ser mencionadas aquí como parte del espectro.
Estoy proponiendo que los cultos fascistas y fundamentalistas no deben ser confundidos con las tendencias espirituales antiautoritarias representandas por el auténtico neochamanismo, espiritualidad psicodélica o enteogénica, la religión Americana de la Naturaleza de acuerdo con anarquistas como Thoreau, compartiendo muchos intereses y mitos con el Anarquismo verde, el primitivismo, tribalismo, la resistencia ecológica, actitudes nativo americanas hacia la naturaleza... incluso con el festivalismo Rainbow and Burning Man.
Aquí en Catskills, hemos tenido todo desde Krishnamurti al Dalai Lama, Hasidismo al comunismo, budismo, agricultura postindustrial y slow food, comunas hippies de los 60 —Tim Leary-swami sobre pandit, wicca sobre druidismo— sufíes y yoguis —un paisaje maduro para el sincretismo y universalismo espiritual, preparado para convertirse en una mezcla de enthusiasmos para la revolución verde, si solo una chispa encendiera una antorcha— o lo que uno pudiera soñar.
En el contexto de la creencia estoy visualizando que situaría la noción de Walter Benjamin de la Iluminación Profana. ¿Cómo, él pregunta, puede la experiencia espiritual ser garantizada guera del contexto de la «religión» o incluso de la «creencia»?
Parte marxista, parte anarquista, parte kabalista, el siguió la misión del antiguo romanticismo alemán de repaganizar el monoteísmo «sea como sea,» incluyendo herejía, magia, poesía, hachís... La religión ha robado y suprimido el «sacramenteo eficaz» de los antiguos chamanes, magos y mujeres sabias — y la revolución debe restaurarlo.
Recientemente, la idea de un romanticismo histórico e incluso ocultismo de izquierdas ha ganado aceptación y no necesita más ser defendida. La estatua de Bruno en el «Flowery Field» donde él murió recuerda un icono para los librepensadores y rebeldes de Roma, quienes lo mantienen cubierto de flores rojas. El alquimista Parecelso se sitúo con los campesinos en el levantamiento en contra de la nobleza luterana.
Una lectura emersoniana del romanticismo alemán (especialmente Novalis) podría interprestar sus «primeros pensamientos; mejores pensamientos» como una semilla y fruta de la revolución. William Blake es una institución herética por él mismo. El ala izquierdista del romanticismo francés (y ocultismo) dan nacimiento a Charles Fourier, a Nerval y a Rimbaud. Esta profunda tradición de la «revolución romántica» debería ser añadidad a la consideración de cualquier posible espiritualidad anarquista.
Los místicos claman que la «creencia» es un engaño; solo la experiencia garantiza certeza, mientras que la mera fé no se requiere más. Ellos podrían incluso llegar a defender la (auto)liberación mística o espiritual ante la opresión de la religión organizada. Blake instó a todo el mundo a conseguir su propio sistema y no ser un esclavo de alguien más — especialmente de la Iglesia. Y, G. De Nerval, quién tenía una langosta como mascota llamada Thibault que se llevaba de paseo por los jardines del Palacio Real de París con una correa de tela azúl, siendo acusado de no perfenecer a ninguna religión, él dijo, «¿Cómo? ¿yo, no tengo religión?, ¿Por qué? ¡Yo tuve al menos diecisierte de ellas!
En conclusión: cualquier sistema liberatorio de creencias, incluso los más libertarios (o libertinos), pueden ser girados 180 grados hacia un dogma rígido — incluso el anarquismo (tal y como se había presenciado en el caso del último Murray Bookchin). Al contrario, incluso dentro de las religiones más religiosas el deseo natural humano de libertad puede esculpir espacios secretos de resistencia (como se vio en Los Hermanos del Libre Espíritu, o ciertas sectas derviches).
Las definiciones parecen menos importantes en este proceso que en el cultivo de lo que Keats llamó «capacidad negativa», que aquí podría ser glosada como la habilidad de surfear la ola de la liberación no importa el aspecto externo que pueda tener.
En los años 50, podría haber sido «Beat Zen» (que desgraciadamente parece haber desaparecido); hoy podría ser el neo-paganismo o el hermeticismo verde. Justo como el anarquismo hoy día necesita superar y repeler su histórica adoración del «progreso», así que, también, pienso que podría beneficiar el relajarse del ateísmo del siglo XIX y reconsiderar la posibilidad (oximorónica como podría ser) de una «religión anarquista).
[Nota: In memoriam Franklin Rosemont, yo debería añadir que el tipo de anarquismo hermético propuesto aquí caracteriza el último Breton, y el último surrealismo en general. También me gustaria invocar el gran libro del poeta árabe Adonis Sufism & Surrealism. Y, recomiendo la edición de Harvard de W. Benjamin On Hashish. Algunas veces está bien quitarse de encima esa antigua locura deliberada de los sentidos... Algunas veces el opio del pueblo es... opio.]
Peter Lamborn Wilson
Día de San Nicolás 2009